La filosofía y la analogía del limón - Roberto José Carmona Ballestas
Hace tiempo, mantuve una conversación filosófica con mi colega y amigo Gustavo Flórez en un pequeño negocio que tenía en el campus de la Universidad del Atlántico. Hablábamos sobre la filosofía con apellidos y el quehacer de los filósofos. Yo le comentaba que en una de mis conversaciones con mi expareja, yo le explicaba mi percepción de la filosofía, y le decía a manera de analogía que la filosofía es como los limones ¿Como los limones? Sí, como los limones. Los limones suelen arreglar o potencializar el sabor de las comidas; si le echas limón a un pescado frito o a una ensalada, seguramente el sabor se hará más potente. Dicen los expertos en cocina que si un alimento se pasa de sal, suelen agregarle un poco de limón para mitigar el sabor salado del alimento en cuestión. En ese sentido, yo le comentaba a Gustavo que la filosofía es como el limón con las comidas.
Supongamos que las diferentes disciplinas humanas, las ciencias, las artes, las ingenierías, los deportes, etc., son las comidas que nos comemos a diario. Cada una tiene una preparación distinta, una forma distinta de comerse y apreciarse, pero a todas se les puede agregar un poco de limón. En ese sentido, la filosofía es como el limón que se le agrega a las comidas. La filosofía acompaña a todas las disciplinas, las potencializa, e incluso las arregla cuando éstas están en crisis conceptuales. La filosofía llega a dar insumos, como aquel zumo del limón le da un sabor distinto a las comidas.
Algunos expertos en alta cocina preferirán que no se les añada limón a las comidas, argumentando que con esta práctica grosera se le quita el sabor original del alimento en cuestión. En ese sentido, prefieren la comida inmaculada, que no esté rociada con el vulgar ácido cítrico de esta fruta tropical. A estos cocineros, le decía a Gustavo, los veo yo como a los científicos normales de los que hablaba Thomas Kuhn en su libro La estructura de las revoluciones científicas, en este caso serían cocineros normales, quienes solo se dedican a la comida inmaculada sin condimento, solo se dedican al sabor puro. Igual que algunos científicos, artistas, deportistas, ingenieros, etc., solo se dedican a las disciplinas puras, sin siquiera llevar razonamientos conceptuales por motivos de lo que ellos piensan es poco práctico y nada útil. Dicho esto, tanto la filosofía como el limón, han quedado relegados como condimentación en las disciplinas humanas y las comidas.
Pero ¿No es el limón un alimento también como es la filosofía una disciplina humana? Pues sí, la filosofía es una disciplina humana, pero al igual que el limón, que suele arrugarle la cara a quien lo pruebe, la filosofía tiende a arrugarle los pensamientos a quien la pruebe sola. La filosofía debe ser el aditamento perfecto para las otras disciplinas humanas, debe ser el acompañante conceptual de toda la producción de conocimiento humano en general. A mi juicio, la filosofía debe tener apellidos, verbigracia, filosofía de la mente, filosofía de las ciencias, filosofía del arte, filosofía de la cultura, filosofía de la técnica, filosofía política etc. Considero que solo los/as buenos/as científicos/as, artistas, deportistas, ingenieros/as, políticos/as etc., que hayan tenido la voluntad y el tiempo suficiente para pensarse lo que hacían, son los/as verdaderos/as filósofos/as. Filósofo/a no es aquella persona que sabe de historia de la filosofía, ni aquella persona que ostenta un título en filosofía "pura". El filósofo/a es aquel/la que se piensa lo que hace, es aquel/la que hace entrar en crisis a un paradigma imperante y propone nuevos conceptos para la construcción de un nuevo paradigma más completo. Obviamente, para ostentar este título, estas personas deberían tener una formación al menos básica de los grandes problemas generales de la filosofía o la mal llamada "filosofía pura" (ontología, estética, gnoseología/epistemología, ética). O en su defecto el/la filósofo/a puro/a debe tener una buena formación en lo que quiera que desarrolle (ciencias, artes, cultura, deportes, ingenierías, política).
Los/as verdaderos/as grandes filósofos/as son aquellos/as que le han rociado filosofía a los problemas conceptuales en sus diferentes disciplinas, por mencionar algunos ejemplos en la historia:
-Newton en la física tratando de pensarse y describir la naturaleza del movimiento.
-Einstein en la física, advirtió las anomalías del paradigma newtoniano y propuso nuevos conceptos.
-Max Plank y la teoría cuántica, revolucionó por completo la historia de la física.
-Darwin, haciendo uso de un programa metafísico de investigación, dio con la teoría de la evolución por selección natural.
-Marcel Duchamp revolucionó la historia del arte con su concepción de la "obra de arte" con los ready-made o objet trouvé.
-La escuela rusa del montaje, a principio del siglo XX una escuela de cineastas rusos incorporaron la narrativa por cortes de escena en el cine.
-El Catenaccio, forma táctica y defensiva de algunos campeones del fútbol italiano y suizo.
No nos sigamos arrugando los pensamientos, mejor busquemos una buena disciplina y rocíemosle bastante limón filosófico que por estos tiempos hace mucha falta.
Falta observar las relaciones del limón con comidas en donde las reacciones son incompatibles y analizar esa incompatibilidad como una relación diferencial, es decir, como una comida que al echarle limón, no se pueda comer, pero se generan nuevas cosas.
ResponderBorrarBuena analogía Robert.
ResponderBorrar¿Cuales serian los condimentos de la filosofía o de los escritores? Los sabores cómo las percepciones, aquella alteración del lente con que se ven las cosas. ¡Saludos amigos!
ResponderBorrarEl limón tiene un sabor ácido pero sus componentes lo hacen un cítrico alcalino. Suele tomarse cuando el organismo siente acidez. Cuando el organismo quiere limpiarse de tanta toxicidad ocasionada por alimentos ácidos. El sabor ácido del limón, es como el prejuicio que genera el miedo de algunos mortales ante el hacer y el ser filosófico. Lo excluyen, diciendo que no sirve, que eso no cura la acidez del cuerpo cuando en realidad, a pesar de su sabor, éste tiene una carga alcalinizadora. Elimina lo toxico. Y esa también es la función que cumple la filosofía. Entrar en medios ácidos, descompuestos, tóxicos para otorgarles libertad.
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